Ángel, médico rural desde hace 30 años: "Los pacientes que tengo son vecinos míos, la diferencia fundamental es el compromiso y la cercanía, me los encuentro en cualquier evento"
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El sistema sanitario español se enfrenta a un desafío demográfico sin precedentes. Según se ha analizado en el programa 'La Linterna' de COPE, se calcula que uno de cada cuatro médicos en activo se jubilará en los próximos diez años. Esta cifra, que se traduce en unos 70.000 profesionales, dejará miles de vacantes en una red sanitaria que ya se encuentra tensionada y cuyo relevo generacional no está garantizado.
El doctor Vicente Matas, coautor de un informe de la Organización Médica Colegial (OMC), explica que el problema tiene su origen en las grandes promociones de médicos de los años 80, una especie de 'baby boom' profesional que ahora llega en masa a la edad de jubilación. Matas lamenta que, pese a las advertencias, no se tomaran medidas con la antelación necesaria. "Formar un médico especialista supone 11 o 12 años, hay que preverlo con planes a medio y largo plazo, no a cuatro años vista", ha señalado.
La situación se agravó durante la crisis económica anterior, cuando, en lugar de aumentar las plazas MIR para preparar el relevo, estas se restringieron. Una de las soluciones temporales ha sido la jubilación activa, un parche que permite a médicos de familia y pediatras de primaria compatibilizar el 75% de la pensión con su salario. Sin embargo, esta medida finaliza en 2025 y la incertidumbre sobre su prórroga preocupa profundamente al sector.
Contrario a la idea de una escasez de personal, Víctor Pedrera, secretario general de la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM), asegura que "no hay una falta real de médicos, España tiene superávit de médicos. De hecho, somos exportadores". El verdadero problema, según Pedrera, es la falta de profesionales que quieran trabajar en la sanidad pública debido a las condiciones laborales: "Estamos mal pagados, maltratados y, encima, con inestabilidad laboral".
El éxodo de talento es una realidad. Más de 3.000 facultativos decidieron marcharse fuera de España en 2024. Es el caso de Alejandro, un médico gallego que ejerce en Colonia (Alemania) y que confirma las abismales diferencias. "Yo gano más del doble de lo que ganaría en España", garantiza, aunque para él ha pesado más la flexibilidad y la posibilidad de desarrollarse sin ser penalizado por los errores.
La crisis es especialmente grave en la atención primaria y las zonas rurales. Ángel es médico de familia desde hace más de 30 años en Cañada Rosal (Sevilla), un pueblo de menos de 4.000 habitantes donde ejerce de "todólogo". Su día a día incluye consultas, cirugías menores y visitas a domicilio, una diversidad que define como "una medicina muy bonita, muy apasionada, el último reducto de la medicina de verdad".
Para él, la clave de su profesión es el vínculo humano que se pierde en las grandes ciudades. "La diferencia fundamental es el compromiso y la cercanía. Los pacientes que tengo son vecinos míos, me los encuentro no solamente en la consulta, me los encuentro en el bar, por la calle o en cualquier acontecimiento social", ha afirmado en 'La Linterna'.
Sin embargo, este modelo se encuentra en peligro. Las cifras indican que el 28% de los médicos rurales se jubilará en los próximos cinco años, dejando 4.500 plazas libres. Esta situación amenaza con cerrar consultorios y sobrecargar a los profesionales que, como los profesionales del rural, resisten a pesar de la existencia de varias generaciones de profesionales.
El envejecimiento de las plantillas afecta también a otras áreas, siendo la medicina forense la especialidad más perjudicada con más de un 55% de sus efectivos en edad avanzada. Ángel Hernández Gil, presidente de la asociación de médicos forenses de Andalucía, atribuye el problema a una planificación deficiente en el acceso a la especialidad y a unas condiciones especialmente duras, con guardias y desplazamientos complicados.
En definitiva, el reto no consiste únicamente en formar a más profesionales, sino en retener el talento existente. Los expertos coinciden en que la solución pasa por dignificar la profesión con mejores salarios y condiciones laborales que permitan desarrollar la vocación de manera satisfactoria. Como sentenció Ramón y Cajal, "lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en lugar de aprovecharlo y corregir errores futuros".




